domingo, 2 de agosto de 2015

CICLO FAMILIAR Y RESILIENCIA

*      CICLO VITAL FAMILIAR Y RESILIENCIA
El Ciclo Vital Familiar y Sus Crisis:
      La familia, como todo organismo vivo, tiene una historia, un nacimiento y un desarrollo, de la misma forma que cada persona tiene un ciclo vital. Así la familia, constituida por individuos, presenta distintas etapas en el transcurso del tiempo: se conforma, se expande, se desarrolla y llega a disolverse. En cada uno de estos pasos, se enfrenta con diferentes cambios y tareas, planteándosele en cada uno de estos distintos momentos dos objetivos principales:
            1. Resolver las tareas o crisis propias de cada etapa de desarrollo.
2. Aportar todo lo necesario a sus miembros para que estos puedan tener satisfacción a los requerimientos propios de cada momento.
            Sin duda, las transiciones de uno a otro estadio están causadas no sólo por los procesos individuales y familiares, sino también por normas sociales, sucesos socio-históricos y condiciones ecológicas.
*      El ciclo vital familiar comienza con una etapa de Formación, a partir del momento en que la pareja define iniciar un proyecto de vida en común, empezando a convivir en base a sentar acuerdos comunes que permitan a estas dos personas, que decidieron unirse, compatibilizar uno con el otro, teniendo en cuenta que provienen de distintas familias de origen con, en mayor o menos medida, diversas costumbres y hábitos; y esto último puede ser motivo de desestabilización sino se tiende a llegar a pautas que permitan esta acomodación bilateral permanente.
*      Después, continúa el momento de Expansión, en el que asistimos a la llegada de los hijos e hijas, y podemos considerarlo hasta la edad preescolar. En esta etapa se da la aparición de nuevas formas de relaciones, interrelaciones y roles acorde a la llegada de los nuevos miembros de la familia, lo que, incluso, da origen a nuevas funciones sociales para parientes cercanos, como los que se convierten en nuevos tíos, tías, abuelos y abuelas. Esto implica un aprendizaje novedoso para todos, nuevos desempeños y comportamientos que van a interactuar transformando a la familia.
*      Posteriormente, el ciclo evoluciona hacia la etapa de Consolidación y Apertura, en la que se da un amplio desarrollo y fortalecimiento del grupo, afianzándose los roles en la interrelación dinámica dentro del grupo familiar. Los hijos avanzan hacia la independencia, en algunos casos progresando y culminando sus estudios superiores, y progresivamente van en el camino de la formación de sus propias familias, iniciándose el momento del desprendimiento. También suele darse en este período el fin de la ocupación laboral de los padres.
*      Finalmente, hacia el final del ciclo del grupo familiar inicial se presenta la etapa de Disolución, en la que se da la desaparición física de uno de los integrantes de la pareja que le dio inicio a la familia.

            El ciclo vital familiar se desarrolla a través de un proceso no estable, planteándose distintos momentos de cambios importantes que llevan a diferentes crisis. Algunas de estas crisis son esperadas, ya que son previsibles y acordes a cada momento de acomodación. Entre ellas podemos nombrar la referida a los primeros momentos de convivencia de la pareja iniciadora de la familia, la llegada del primer hijo, el inicio de la escolaridad de los niños, los cambios de la adolescencia o la enfermedad de los abuelos o parientes ancianos cercanos.
            Asimismo, la familia muchas veces debe hacer frente a otro tipo de crisis que pueden desestabilizarla aún más, estas son las crisis inesperadas, no esperadas o eventuales, ya sea por su naturaleza o por el momento sorpresivo en el que ocurren. Eventos como la muerte temprana de uno de los integrantes de la pareja fundadora de la familia, o el deceso de un hijo, la enfermedad grave de uno de los miembros a edad temprana, o el deceso por algún accidente, o la no adaptación de alguno de los hijos a la escolaridad, son sólo algunos ejemplos.




Resiliencia
            Encontramos diversas maneras de definir el concepto de Resiliencia, tanto como capacidad, como proceso, o también como resultado.
            El sociólogo holandés Stefan Vanistendael plantea que la resiliencia es “la capacidad de una persona o un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente a pesar de las condiciones de vida difíciles, y esto de maneras socialmente aceptables”. También la define como “capacidad de una persona o un grupo para superar grandes dificultades y crecer a través o en presencia de ellas de manera positiva”.
            El doctor y psicoanalista francés Boris Cyrulnik (1937), uno de los mayores exponentes de la teoría y de la práctica de la resiliencia, ya que tuvo que superar la traumática experiencia de haber perdido a sus padres en un campo de concentración nazi del que él huyó siendo sólo un niño, la define como “la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación”.
            Froma Walsh, doctora y profesora en la Universidad de Chicago, plantea que “se trata de un proceso activo de resistencia, autocorrección y crecimiento como respuesta a las crisis y desafíos de la vida”.
            Teniendo en cuenta estas definiciones podemos conceptualizar a la resiliencia como la capacidad o facultad de una persona o un grupo social, como es la familia, para desenvolver satisfactoriamente sus capacidades o potencialidades vitales, aún sometida a situaciones de estrés intenso o viviendo en un ambiente negativo y adverso. Las personas o comportamientos resilientes son fácilmente identificables en situaciones críticas, por lo que se manifiesta como capacidad de sobreponerse, de superar estos momentos y crecer como persona y grupo social como subproducto de ese proceso.
            Es decir que, esta capacidad, puede ser latente o visible y nunca es absoluta, siempre es variable, y se construye en un proceso de interacción con el entorno. La resiliencia emerge, principalmente, de las interacciones sociales. Se desarrolla, fundamentalmente, a partir de aportes cognitivos, emocionales, morales y relaciones que provienen del contexto más cercano. En este sentido, laDra. Edith Grotberg, destacada científica en la materia, de la Universidad de Alabama (EEUU), considera a la resiliencia “como parte de un proceso de desarrollo que debe ser promovido desde la niñez”.
            La familia, como institución primaria, moldea las formas de enfrentar las crisis esperadas y las no esperadas fortaleciendo determinados comportamientos, actitudes, sentimientos, valores, responsabilidades. De esta manera, como primer ámbito de socialización del individuo y como organismo social fundamental integrado a la comunidad, puede aportar herramientas que pueden cimentar su capacidad para desenvolver las potencialidades y acrecentar las posibilidades de adaptación a los cambios y superación de las situaciones críticas o traumáticas; tanto en su desarrollo como grupo social como hacia sus miembros constituyentes; y con esto incide significativamente en la forma de vivir en salud-enfermedad.
Debemos aprender a sobrellevar toda dificultad
apoyandonos en la familia y en la capacidad de resiliencia.
            Así, la familia y sus miembros pueden presentar una mayor o menor capacidad de desarrollar sus potencialidades vitales, encarar los riesgos,adaptarse positivamente, o superar las distintas crisis, refiriéndonos así a una mayor o menor expresión de resiliencia. Al mismo tiempo, la familia, en relación con la comunidad de la que es parte constituyente, puede promover los factores o pilares resilientes que colaboran en desarrollar esta capacidad dinámica, fomentando: la adquisición de responsabilidades, la autonomía y solidaridad, fuertes lazos afectivos, la creatividad e iniciativa, el humor, la recreación, la creación de vínculos sociales satisfactorios, el compromiso y la autoestima consistente.
Desde el profesional de enfermería, como parte de los agentes de la comunidad que actúan sobre la unidad individuo-familia, considerando a la familia como sujeto de cuidado, el desarrollo de la resiliencia requiere otra forma de mirar la realidad para usar mejor las estrategias de intervención. En este sentido, la enfermera puede cumplir un importante rol de apoyo, de contención, educadora, intentando detectar y movilizar los recursos propios de la unidad familiar y sus miembros, de su entorno, de los servicios, para desarrollar mecanismos de acción de promoción y cambios favorables en el estilo de vida que permitan mejorar la calidad de vida familiar y de las personas, así como su fortalecimiento ante situaciones de riesgo, traumáticas, patológicas y/o de rehabilitación.







REFLEXIÓN
La familia es la unidad social básica, la célula base del organismo social, al que constituye y con el que mantiene una interrelación de influencia recíproca, conformando la comunidad y, más en general, la sociedad.
            Lo verdaderamente importante para el ser humano tiene sus comienzos en el contexto familiar, con todas las consecuencias positivas o negativas que ello supone. Nos referimos a la construcción de la identidad, al desarrollo de la afectividad, a la adquisición de un sistema de valores propio, al desarrollo de la autonomía y de la sociabilidad. Para configurar lo esencial, lo verdaderamente humano, se necesita de la experiencia de estar juntos. Por ello, no resulta adecuado cualquier contexto familiar, sino aquel capaz de satisfacer tanto las necesidades básicas de índole biológica como emocional, cognitiva y social que forman parte de la especie humana, y que son la base sobre las que la familia lleva adelante sus diversas e importantes funciones económicas, educativas, biológicas, socializadoras, recreativas y afectivas.
            Hay diversos tipos de familias y, por ello, son múltiples las formas en que cada uno de sus miembros se relacionan y viven cotidianamente. La realidad actual nos exige reconocer que cuando hablamos de familia no nos referimos sólo a un sistema nuclear sino, más bien a un conjunto de maneras de concebir a la familia desde nuevas estructuras. Por eso, tenemos que intentar ser abiertos, cambiar, modelar y romper con viejas rutinas, pensamientos y adaptarnos a la nueva sociedad.
            De esta forma, la familia desarrolla una dinámica familiar que se desarrolla por una constante interacción recíproca entre sus integrantes, y con la comunidad y la sociedad, conformando y siendo influida simultáneamente por la cultura; organizada en función de una serie de normas; siendo la base de la determinación de roles y funciones propias de cada miembro. Nos parece importante que todo esto esté claramente definido para una funcionalidad sana de la familia. Muchas veces estas reglas y roles no están claros y/o son desiguales dentro del núcleo familiar, lo cual lleva a relaciones poco sanas o traumáticas y estresantes para los miembros de la familia y la unidad social de conjunto.
            La familia atraviesa una secuencia predecible de estadios a lo largo de su ciclo vital, con cambios que son precipitados por las necesidades biológicas, sociales y psicológicas de sus miembros y sus interrelaciones, influenciados por el contexto social e histórico. Esos diversos momentos llevan a distintas crisis y/o riesgos que afectan en menor o mayor medida a la familia y sus integrantes acorde a que sean crisis esperables o eventuales, respectivamente.
            Para poder desarrollar potencialidades y enfrentar con mayor fortaleza estas situaciones críticas es importante que la familia desarrolle las capacidades y cualidades de los niños y del resto de los miembros creando un entorno propicio con las necesidades fundamentales satisfechas para que desarrolle sus dimensiones afectivas, cognitivas y sociales, aumentando sus actitudes resilientes, con el apoyo de entidades y agentes comunitarios, fomentando la responsabilidad, solidaridad, lazos afectivos y de relación social, y una fuerte autoestima.
            En relación a esto, nos parece de suma importancia que la enfermera, considerando a la familia como sujeto de cuidado desde una perspectiva bio-psico-social, se posicione desde una perspectiva orientada al desarrollo de la resiliencia familiar y de sus miembros, partiendo de los recursos propios de la familia y aquellos que puedan estar a su alcance como parte del entorno y servicios de la comunidad, para apoyar y orientar aportando desde su lugar al mejoramiento de la calidad de vida familiar y la fortaleza para encarar los procesos de salud-enfermedad, ya sea desde la promoción, prevención y superación de eventos patológicos, traumáticos o trágicos; colaborando con la unidad individuo- familia y su desarrollo como parte de la comunidad.







BIBLIOGRAFÍA
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- "La Familia" 

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Universidad de A Coruña, Campus de Ferrol. "INTERVENCIÓN DE ENFERMERÍA EN EL SISTEMA FAMILIAR: VALORACIÓN". Trabajo presentado en el II Convenio Nacional de Estudiantes de Enfermería,
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